lunes, 28 de septiembre de 2015

TAMBIEN ESTO PASARÁ

VALORACION:
Cuando era niña, para ayudarla a superar la muerte de su padre, a Blanca su madre le contó un cuento chino. Un cuento sobre un poderoso emperador que convocó a los sabios y les pidió una frase que sirviese para todas las situaciones posibles. Tras meses de deliberaciones, los sabios se presentaron ante el emperador con una propuesta: "También esto pasará". Y la madre añadió: "El dolor y la pena pasarán, como pasan la euforia y la felicidad". Ahora es la madre de Blanca quien ha muerto y esta novela, que arranca y se cierra en un cementerio, habla del dolor de la pérdida, del desgarro de la ausencia. Pero frente a este dolor queda el recuerdo de lo vivido y lo mucho aprendido, y cobra fuerza la reafirmación de la vida a través del sexo, las amigas, los hijos y los hombres que han sido y son importantes para Blanca, quien afirma: «La ligereza es una forma de elegancia. Vivir con ligereza y alegría es dificilísimo.» Esta y otras frases y el tono de la novela, tan ajena a cualquier concesión a lo convencional, evocan aquella Bonjour tristesse de Françoise Sagan, que encandiló a tantos (y escandalizó a no pocos) cuando se publicó en 1954. Todo ello en el transcurso de un verano en Cadaqués, con sus paisajes indómitos y su intensa luz mediterránea que lo baña todo.
Milena Busquets transforma en literatura vivencias personales y partiendo de lo íntimo logra una novela que rompe fronteras y se está traduciendo con inusitada rapidez a las principales lenguas, como el inglés, el francés, el alemán, el italiano y el portugués. Y lo logra porque a través de la historia de Blanca y la enfermedad y muerte de su madre, a través de las relaciones con sus amantes y sus amigas, combinando prodigiosamente hondura y ligereza, nos habla de temas universales: el dolor y el amor, el  miedo y el deseo, la tristeza y la risa, la desolación y la belleza de un paisaje en el que fugazmente se entrevé a la madre muerta paseando junto al mar, porque aquellos a quienes hemos amado no pueden desaparecer sin más.

domingo, 20 de septiembre de 2015

VESTIDO DE NOVIA


VALORACION:
La novela empieza muy bien. Inquietante. Sin contemplaciones. Asistimos a una persona aparentemente normal que tiene problemas con su cordura. El autor nos coloca dentro de los ojos de esa cabeza enloquecida. Sophie es una canguro que al despertar observa cómo el crío al que cuida ha sido estrangulado con los cordones de sus propios zapatos. La puerta de la casa está cerrada por dentro. Hay una víctima y una culpable: ella. Se da a la fuga y, a su alrededor, siguen apareciendo muertos. Busca una madriguera y se esconde. Esta primera parte es casi impecable en cuanto a recursos y objetivos. El vértigo de la locura, cuando subvierte lo cotidiano hasta hacerlo inaprensible.
Pero a partir de la segunda parte se han acabado casi todas las buenas noticias. Es como si el Lemaitre novelista, al concluir esta primera parte, haya decidido, satisfecho, irse a la cama y quien se levanta de la siesta es el Lemaitre guionista de series de televisión para domingos por la tarde en Antena 3. Porque la segunda parte es larga, lenta, inverosímil con tópico serial killer obsesivo de manual freudiano en fascículos coleccionable. Un CSI Burdeos desde el punto de vista del pirado, un Norman Bates encontrado en un Todo por un euro. Lo que explica tiene un cómo increíble aunque el qué puede ser goloso —alguien trata de enloquecer a la víctima de su venganza a base de fármacos, cambios constantes y demás fruslerías—. Lamaitre es aquí un autor con la espalda quemada por Thierry Jonquet, pero no resiste comparación con él, como tampoco con el suspense hitchcockiano al que parece querer acercarse, homenajear o vete a saber qué. Hay disfraces, algunos giros solventes, y un desenlace predecible, claro, pero además excesivamente atolondrado, ridículo más que patético con la ristra de ajos de rigor: abuelos en Dachau, madre desequilibrada, campiña francés, padre fetén, polis incompetentes, sillas de ruedas por escaleras, malo reprimido e impotente e historiales psiquiátricos en cajas de cartón.